Huye por el bosque, corre entre los altos y frondosos árboles que no dejan pasar más que algún rayo de sol que ya se está marchando. Le acompañan el ruido de sus pisadas sobre las ramas, el rápido bombeo de su corazón, el fresco olor de la hierba mojada por la humedad del río cercano y la neblina que se asoma por entre las ramas sus observadores compañeros.
De pronto se da cuenta de que alguien viene detrás, pero lejos de sentirse perseguido percibe que los dos tiene un mismo fin...salir del bosque.
Se detiene para darle tiempo a que le dé alcance, se gira sintiendo cerca su respiración, y en el momento en el que va a descubrir su cara una voz le arranca de su realidad:
Agosto 2011, Francia, camino de San Juan de Luz |
- Lucas, despierta, ya hemos llegado.
Abre los ojos, su corazón aún bombea a toda velocidad, aún puede oler la hierba fresca, y ante sus ojos cubiertos por la neblina del sueño, se presenta inmenso, inquietante, hermoso, el bosque.
Gracias por traerme de nuevo a la mente olores, sensaciones... en esta ocasión el frescor de los bosques del Cantábrico, la humedad, la neblina... aunque el verdadero soplo de aire fresco es que Lucas piensa que quien corre tras él no le persigue, si no que simplemente persigue su mismo fin, ni más ni menos que "salir del bosque". Y le espera para hacer el camino juntos. Este giro es más filosófico que literario!
ResponderEliminarUn beso de quien también estuvo este Agosto camino de San Juan de Luz.
Gracias Anónimo! Nada como el Cantábrico y esos montes verdes de Euskadi para inspirarse
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