martes, 29 de noviembre de 2011

LAS VISITAS DE LOS DOMINGOS

Mientras el niño se balancea contento en el columpio, pregunta a su padre con toda la inocencia del mundo:

- ¿Y por qué no vamos a tu casa?

Parque vallecano en una tarde de otoño
 - Pues porque no me ha dado tiempo a limpiarla.- Contesta el padre rápidamente lo primero que se le viene a la cabeza.

- Jo, papá, todos los domingos igual, vamos a muchos sitios, y nunca me llevas a tu casa. Yo quiero que veamos una peli y que no comamos un montón de palomitas, mamá no me deja comer palomitas.

- Bueno, vamos a hacer un trato. Este domingo vamos al cine y así te compro las palomitas, y el próximo que nos toque estar juntos te llevo a mi casa.

Al final del domingo, el padre regresa a su casa, abre la puerta y su compañero de piso le recibe con la noticia de que tendrán que llamar al casero porque se ha roto una tubería del baño.

Y piensa que, para cumplir el trato que hizo con su hijo, tendrá que pedir a su jefe que le deje hacer horas extras, con la que está cayendo, que le permitan pagar una casa para compartirla con su hijo en las visitas de los domingos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

DESPEDIDAS Y BIENVENIDAS

(En recuerdo de mi tía Emi)

La última vez que la vio fue una fría mañana de marzo. Se acercó temprano con su madre hasta su casa, para decirle adiós a tiempo de coger el autobús.

Después de besarlas, salió con ellas abrochándose su bata azul de siempre, hasta el umbral de la puerta.
El sol de marzo en Salorino
Cuando llegaron a la esquina de la travesía que las había llevado hasta su casa, se dio la vuelta para volver a decirle adiós, y ella la despidió con una sonrisa abrigada por el umbral y su bata azul.

No imaginaba que esa sonrisa la acompañaría el resto de su vida.
La empezó a ver en cada reunión familiar en la que se la echaba en falta, en cada llamada de teléfono que sonaba en su casa a la hora en la que habitualmente ella llamaba.

Y la primera vez que dobló la esquina de la travesía que llevaba hasta su casa, allí se la encontró, aunque esta vez no le decía adiós, le daba la bienvenida: “¡Qué bien!, ya estás aquí otra vez”.
Y, entonces, sintió que nunca más habría despedidas entre ellas.

martes, 27 de septiembre de 2011

FANTASMAS


Pisa la acera de su calle convencido de que se va a comer el mundo. Ha vuelto completamente renovado de sus vacaciones, recuerda el mar, el sol, las cañitas con los amigos y todas sus conquistas...casi una en cada puerto.

Se para delante del escaparate de la primera tienda que se encuentra para disfrutar de su imagen y poco a poco su amplía sonrisa triunfadora se convierte en una dolorosa mueca al ver como el mismo cristal refleja la imagen casi fantasmagórica de ella, que le saluda desde el otro lado de la acera con su eterna sonrisa de ganadora.

martes, 20 de septiembre de 2011

EL BOSQUE

Huye por el bosque, corre entre los altos y frondosos árboles que no dejan pasar más que algún rayo de sol que ya se está marchando. Le acompañan el ruido de sus pisadas sobre las ramas, el rápido bombeo de su corazón, el fresco olor de la hierba mojada por la humedad del río cercano y la neblina que se asoma por entre las ramas sus observadores compañeros.

De pronto se da cuenta de que alguien viene detrás, pero lejos de sentirse perseguido percibe que los dos tiene un mismo fin...salir del bosque.

Se detiene para darle tiempo a que le dé alcance, se gira sintiendo cerca su respiración, y en el momento en el que va a descubrir su cara una voz le arranca de su realidad:
Agosto 2011, Francia, camino de San Juan de Luz

- Lucas, despierta, ya hemos llegado.

Abre los ojos, su corazón aún bombea a toda velocidad, aún puede oler la hierba fresca, y ante sus ojos cubiertos por la neblina del sueño, se presenta inmenso, inquietante, hermoso, el bosque.

jueves, 28 de julio de 2011

LAS ESTACIONES DEL METRO

Viajamos en el metro absortos en el libro que nos entretiene en la vuelta a casa después del trabajo, sin ser conscientes de que la rutina diaria no nos deja ver qué historias se pueden esconder en cada uno de los vagones.

Quedan lejos los días en los que montarnos en el metro no era rutina, era un día especial en nuestra infancia en el que nos llevaban al cine, al Retiro, a ver a nuestros tíos...

De pronto, en esa rutina diaria de la línea azul que de pequeños nos descubría como era el cielo de cualquier otro lugar de la ciudad, levantamos la mirada del libro salvavidas y sonreímos, no sin cierta nostalgia, ante la pregunta del niños que va sentado a nuestro lado:
- Y nosotros, ¿en cuál nos bajamos?
- En Sol - responde la abuela - mira, ahí arriba puedes ver cuántas estaciones nos quedan.

Así, mientras él lee una estación tras otra, volvemos a ser niños recordando lo importantes que nos sentíamos viajando en metro y leyendo solitos el nombre de cada estación que nos faltaba para llegar a nuestro Sol.

martes, 26 de julio de 2011

AMISTAD IMPERECEDERA

Barría el umbral de la puerta de su recién estrenada casa con su recién estrenada escoba cuando descubrió en el suelo unas hermosas flores de colores, perfectamente colocadas y esperando a ser recogidas de su abandono.

- Qué lástima- pensó-, algo tan bello y puede llegar a desintegrarse con un simple barrido…

Para salvar a aquellas flores de lo que podría haber sido una efímera existencia las cogió una a una, con cuidado las puso en su recién estrenado cogedor y entró con él en casa como si de una ofrenda a la dioses se tratara.
Buscó un hilo lo suficientemente fuerte pero a la vez delicado para atar una a una cada flor hasta formar una diadema con ellas y la colgó de la única lámpara que hasta ahora tenía en la casa.

Aparcó la aburrida tarea de limpieza para buscar en internet cuál era la técnica para el secado de flores. A los pocos días consiguió que las flores lucieran como si estuvieran recién cortadas y su diadema pasó a ser el adorno más llamativo de su salón.

Cuando sus amigas quisieron aprender a crear algo tan bello de apariencia perecedera pero en realidad resistente al paso del tiempo, enseguida encontraron en sus agendas el espacio semanal para reunirse. Y, así, con la excusa de crear esos coloridos adornos florales consiguieron, con sus risas, sus charlas, sus llantos a veces, alimentar y dar calor a sus almas y a la amistad que las unía más allá del paso del tiempo.

Relato para mi participación en el taller de micros sobre esta imagen de Pablo Díaz

sábado, 23 de julio de 2011

LA LUZ DE LA LUNA

Foto tomada por mí después del eclipse de luna del 15/07/2011
Contempló la luna antes de acostarse.
Esa luz le hizo recordar otro cielo, otras estrellas, invisibles en la ciudad pero de un brillo realmente mágico en otras noches.
Esa luz le evocó los olores de la madrugada, en el silencio de las calles vacías donde sólo se oía el eco de sus pasos.
Cerró los ojos, respiró hondo, el fresco recuerdo de esos olores llenó todo su cuerpo, toda su alma. Se tumbó en la cama y se durmió…
Esa luz la despertó a la hora en la que estaría oyendo el eco de sus pasos y oliendo el frescor de la madrugada,
y esta vez no se durmió.


Con este relato participé en el Vendaval de Microrrelatos 2011: http://vendavaldemicros2011.blogspot.com/