martes, 29 de noviembre de 2011

LAS VISITAS DE LOS DOMINGOS

Mientras el niño se balancea contento en el columpio, pregunta a su padre con toda la inocencia del mundo:

- ¿Y por qué no vamos a tu casa?

Parque vallecano en una tarde de otoño
 - Pues porque no me ha dado tiempo a limpiarla.- Contesta el padre rápidamente lo primero que se le viene a la cabeza.

- Jo, papá, todos los domingos igual, vamos a muchos sitios, y nunca me llevas a tu casa. Yo quiero que veamos una peli y que no comamos un montón de palomitas, mamá no me deja comer palomitas.

- Bueno, vamos a hacer un trato. Este domingo vamos al cine y así te compro las palomitas, y el próximo que nos toque estar juntos te llevo a mi casa.

Al final del domingo, el padre regresa a su casa, abre la puerta y su compañero de piso le recibe con la noticia de que tendrán que llamar al casero porque se ha roto una tubería del baño.

Y piensa que, para cumplir el trato que hizo con su hijo, tendrá que pedir a su jefe que le deje hacer horas extras, con la que está cayendo, que le permitan pagar una casa para compartirla con su hijo en las visitas de los domingos.

5 comentarios:

  1. Tierno, real y duro a la vez. Si lo que buscabas era hacer recapacitar... objetivo conseguido ;)

    ResponderEliminar
  2. Ay, Anita, las historias que nos encontramos encima de la mesa... Lo has contado muy bien, sin que resulte ñoño, sino real.
    Un abrazo grande!

    ResponderEliminar
  3. Estoy totalmente de acuerdo, duro, pero para hacer reflexionar...
    gracias anita, sigue escribiendo que me ha encantado este respirín en el día..
    besos!

    ResponderEliminar
  4. Uf! que duro, y lo peor es que este tipo de historias son cada vez más realidad y menos ficción.

    Un abrazo enorme!!!

    Pd. Un placer echar un rato contigo en Madrid.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, una realiad dura y demasiado habitual...

      Para mí tb fue un gusto compartir contigo un ratito el sábado, ya hay ganas de otra megamicorqueada.
      Besos

      Eliminar